En estos tiempos tecnológicos de informática, escuchamos coloquialmente expresiones como: "tengo la cabeza quemada", "se me quemaron los cables", "estoy quemado", etc. Estas frases describen lo que se denomina científicamente síndrome de burn-out, padecimiento cada vez más frecuente debido a las mayores pretensiones de la vida actual.

A fines de los 90 ya se tenía referencia del mismo y se pensaba que solo era atribuible a una elite de personas: los yuppies (Young Urban Professional, o en español Joven Profesional Urbano), gerentes de empresas, personas altamente calificadas, profesionales de la salud con un alto nivel de exigencias. Actualmente se ha generalizado por lo que también se lo observa en maestros, profesores, estudiantes, empresarios, empleados jerarquizados, telemarketers, etc.

Podemos definir al burn-out, como un estrés prolongado, un agotamiento físico, mental y emocional grave de la persona, que se siente desbordada por las demandas, no puede dar más, sus recursos están agotados, se levanta enclenque.

Podríamos decir que este síndrome comienza con la escasa realización personal y un bajo umbral a las frustraciones, lo cual conlleva a otras manifestaciones como angustia, ansiedad, insomnio, trastornos digestivos, afecciones en la piel, dolores musculares, mareos, problemas respiratorios, hipertensión, fatiga crónica, depresión, incluso llegando al ataque de pánico.

Estas sintomatologías son las alertas que da el organismo con el fin de echar una mirada al modo de vida, a rever las prioridades (escala de valores), realizando los ajustes necesarios. Es recomendable ante toda enfermedad responder a estas dos preguntas. ¿Qué nos pide que haga? y ¿Qué nos impide hacer?

En nuestra práctica terapéutica, destacamos el entorno social, su valoración y la vivencia íntima del consultante ante las distintas circunstancias de vida. Para nosotros la salud es el estado de total bienestar físico, psíquico y espiritual de la persona. Por lo tanto acompañamos todo proceso de crisis (crecimiento) con las Esencias Florales, ya que estas son paquetes de frecuencias armónicas, que potencian las virtudes opuestas a estados emocionales disarmónicos causantes del sufrimiento.

La clave esta en la actitud con la cual se afronta cada momento del día más allá de las circunstancias, intentando redimirse de condicionamientos y temores, agradeciendo por la nueva oportunidad de ser feliz.

 


Exitos, hasta la próxima. Miriam y Alejandro.