SOBRE MI

Rebelde, soñadora y buscadora. Desde mi más tierna infancia sentí que no encajaba en el mundo; me cuestionaba todo sin encontrar sentido a la vida, siempre buscando consejos y asistencia espiritual. Fue en esta búsqueda que cometí innumerables errores que no hicieron más que ayudarme a seguir avanzando. Aproximadamente a mis 29 años, luego de una crisis personal y sintiéndome muy cansada y agobiada, decidí realizar una consulta con una médica clínica quien me sugirió que realizará terapia, entendiendo que todo lo que me aquejaba era de índole emocional. Fue en esa época que conozco a un ser maravilloso que me ofrece tomar esencias florales y, sin pensarlo, acepté el desafío.

Luego de un año de terapia, decidí tomar clases de yoga y, al experimentar los beneficios de esa práctica, me propuse formarme con el fin de compartirlos y así fue como me recibí de profesora. Fue un viaje de ida en el que fui encontrando, paso a paso, distintas experiencias y personas que me llevaron y ayudaron a comprender mi misión en este plano. Una de estas personas fue Alejandro Zumbo. Alejandro era un alma buscadora y soñadora que, desde la década del ochenta y a través de la astrología, se había propuesto encontrar la respuesta a una simple pregunta: ¿por qué la gente se enferma?

A medida que nos conocíamos con Alejandro, descubríamos que teníamos muchos objetivos en común y, de alguna manera, esos objetivos se tradujeron en sueños, metas y planes. Nos formamos como terapeutas florales, nos comprometimos a compartir nuestras vidas y así fue como un 21 de diciembre de 2006 nuestros sueños tomaron forma al abrir las puertas de Centro Amiz, un lugar dónde poder contribuir de alguna manera a mejorar la calidad de vida de los consultantes a través de las terapias vibracionales como herramientas para recuperación del equilibrio.

Con el pasar de los años seguimos ampliando nuestros horizontes mediante la formación continua en diversas terapias; así fue como llegamos al biomagnetismo y, posteriormente, al Psych-K®.

En el mes de junio del 2024, Alejandro fallece y con su partida empecé a replantearme toda mi vida; tenía que tomar una decisión sobre si continuar con todo lo que habíamos construido juntos o tocaba barajar y dar de nuevo. Con la ayuda de amigos, colegas y el tiempo, finalmente decidí seguir adelante con nuestro sueño y su legado; honrando su memoria en cada paso que doy para cumplir con mi misión.